¿Cómo es el comportamiento del fuego en un incendio?
El comportamiento del fuego es, para muchos, algo completamente desconocido. Por eso hemos querido crear esta pequeña guía. Ya que conocer cómo evoluciona y qué factores influyen en él puede resultar clave si se produce un incendio en una vivienda o en un edificio industrial.
La naturaleza del fuego
El fuego, tal y como lo conocemos, no es más que el resultado de una reacción química que produce una combustión. Y estas reacciones, aunque pueden verse alteradas por otros factores, siempre están producidas por lo que conocemos como el triángulo del fuego: un combustible, oxígeno y calor. Si alguno de estos elementos no está presente, o sufre una alteración repentina, el comportamiento del fuego puede cambiar por completo.
Factores que influyen en el comportamiento del fuego
Vamos a verlo con un mayor detenimiento analizando cada uno de los elementos que toman parte en la combustión.
Tipo de combustible
El fuego no entiende de estados de la materia. Sólidos, líquidos o gases pueden arder, aunque lo harán de manera diferente. Los materiales que acumulan una gran cantidad de energía, si también tienen unos bajo niveles de humedad, facilitan enormemente la combustión.
De hecho, el ser humano los lleva aprovechando durante milenios para calentarse. Es el caso, por ejemplo, de la madera seca. Aunque también hay otros líquidos inflamables, como la gasolina, que facilitan esta combustión. En ambos casos el resultado es una llama intensa y que puede propagarse rápidamente.
Disponibilidad de oxígeno
Este gas es el responsable de que se inicie la combustión. Por eso, en lugares donde el oxígeno es abundante, el fuego puede propagarse a mayor velocidad. Por el contrario, cuando lo hace en lugares cerrados o sin ventilación, termina por apagarse. Además, esto suele producir otro efecto, que es potencialmente mortal: la combustión incompleta.
Temperatura y calor
Además del oxígeno, hay otro catalizador que es el responsable de que se inicie un fuego: el calor. Por eso, la propagación siempre suele ser mucho más sencilla que el inicio de cualquier incendio. Y es que, a medida que las llamas van creciendo, irradian calor a los materiales cercanos. Facilitando que estos también prendan. Esta suele ser la principal causa por la que un pequeño fuego puede terminar arrasando un edificio entero, como desgraciadamente se vio hace menos de un año en la ciudad de Valencia.
Condiciones ambientales
Por último, no podemos olvidarnos del clima. La presencia de viento tiene un fuerte impacto en la capacidad de propagación del fuego. Y también la humedad atmosférica juega un papel importante. Una mayor humedad del ambiente y de los materiales dificultan esa propagación. Y, por el contrario, una humedad baja, como ya hemos explicado antes, hace que esta sea mucho más rápida.
Por eso, en los incendios siempre hay una temperatura máxima que debes tener en cuenta, ya que puede alertarte del riesgo de que se produzca un fuego. Se trata de la regla 30-30-30. Es decir, con temperaturas superiores a 30 grados, vientos de más de 30 km por hora y una humedad inferior al 30 %, el riesgo es muy alto.

Las fases del incendio
El desarrollo de cualquier fuego ya sea un incendio de viviendas, forestal o de un edificio industrial, siempre suele seguir un patrón muy claro que podemos dividir en etapas:
- Etapa de calentamiento. Antes de que se produzca la ignición, los materiales deben alcanzar una temperatura determinada conocida como punto de destello. En el caso de la madera esta debe ser de, al menos 400 grados. Sin embargo, la gasolina puede arder a 40 grados bajo cero.
- Fase de ignición. Es el comienzo del incendio, donde se alcanza la temperatura crítica que permite la combustión. En esta fase, el fuego suele ser pequeño y estar localizado en un punto concreto.
- Crecimiento. El viento, junto a unos niveles elevados de oxígeno pueden aumentar la intensidad del fuego. La interacción entre combustible, oxígeno y calor es clave para determinar la velocidad de crecimiento.
- Fase de pleno desarrollo. El fuego alcanza la máxima intensidad. Durante esta fase se liberan grandes cantidades de energía y las llamas pueden hacer muy complicado que se extinga el incendio.
- Decaimiento. Una vez que se agota parte del combustible o se altera la disponibilidad de oxígeno, el incendio comienza a extinguirse gradualmente por sí mismo. Aunque los restos de material combustible aún pueden reactivarse si se vuelven a dar las condiciones favorables.
Como ves, el comportamiento del fuego no es solo fruto del azar. Aunque es un proceso complejo, hay factores que pueden desencadenarlo y también que hacen que varíe la velocidad a la que se propaga. Conocer estas dinámicas puede llegar a salvarte la vida o la de tus seres queridos. Además, te ayudará a tomar medidas preventivas que eviten los riesgos. Por eso, siempre es importante que prestes atención a los peligros que hay en tu vivienda o negocio. Solo así podrás desarrollar una estrategia de protección pasiva y activa contra incendios.
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