
Elementos clave para la seguridad estructural
La seguridad estructural es un pilar básico de cualquier trabajo de ingeniería y construcción. Y es que, las cargas y esfuerzos que deben soportar los diferentes elementos que componen una infraestructura tienen que analizarse previamente para actuar de acuerdo con las necesidades de cada proyecto. En este artículo vamos a mostrarte todas las claves sobre ello.
¿Qué hay que tener en cuenta en la seguridad estructural?
A continuación, vamos a hacer un repaso a todos los aspectos que deben valorarse en relación a la seguridad estructural. Deberán tenerse en cuenta para conseguir unas infraestructuras seguras y duraderas.
Diseño y análisis
Durante los trabajos de diseño en el estudio hay que considerar todas las cargas a las que tendrá que hacer frente la estructura. Y no solamente las cargas estáticas, como por ejemplo el peso total de la obra o los elementos estructurales que la componen. También hay que hacer pronósticos teniendo en cuenta el clima y la geología: terreno sobre el que se asentará la construcción, posibles seísmos, viento o cargas adicionales producidas por la nieve.
Para eso hay soluciones digitales avanzadas, como las que emplean la metodología BIM, que permiten simular de forma precisa estos esfuerzos y cómo se comportará la estructura ante ellos. Además, en España, el Código Técnico de Edificación ya establece unas exigencias mínimas de seguridad que deben respetarse.
Elección de los materiales
Más allá del terreno sobre el que se vaya a construir, un aspecto que influye directamente sobre la capacidad portante de la estructura es la elección de los materiales. En función del resultado esperado hay varias alternativas a la hora de repartir las cargas. Por norma general, en edificios de varias plantas se opta por el hormigón armado.
Pero en pequeñas casas familiares es bastante común, incluso en nuevas obras, emplear muros de carga que ayuden a reducir la factura final del proyecto. No obstante, el comportamiento de los diferentes materiales frente a las sobrecargas y a los factores ambientales puede ser muy diferente. Por ello siempre hay que contar con un técnico especializado que determine qué es lo que se necesita en cada trabajo.
Calidad de la construcción
Incluso el mejor de los diseños y una elección óptima de materiales pueden verse comprometidos si no se ejecuta la construcción de manera correcta. Aquí, es vital trabajar junto a un equipo de profesionales competentes que sepan plasmar sobre el terreno lo que aparece en los planos. Siempre se debe cumplir con las especificaciones del pliego y la memoria descriptiva y gráfica, algo que garantiza que los resultados teóricos terminan siendo un éxito en la práctica.
Es muy habitual restar importancia a la resistencia del hormigón armado o al porcentaje de agua del mortero. Sin embargo, todo ello aparece descrito y hay que seguirlo al pie de la letra. Para evitar que se produzcan errores en la obra hay que hacer un seguimiento periódico de la calidad. Solo así se pueden corregir los problemas y deficiencias antes de que se conviertan en un problema mayor. Y aquí es donde entra en juego el aparejador o arquitecto técnico.
Redistribución de las cargas
El arquitecto, en el diseño de cada proyecto, ya debe tener en cuenta algunas sobrecargas admisibles más allá de lo habitual. Por ejemplo, en el caso de una terraza, el CTE ya tiene en cuenta que puede existir una sobrecarga de uso de hasta 200 kg por metro cuadrado.
Pero, ¿qué ocurre si falla alguno de los elementos de la estructura? En ese caso, las cargas deben poder distribuirse a otros elementos cuya carga soportada sea menor. Seguro que en alguna ocasión has visto a alguien taladrando una viga o haciendo una ventana en un muro de carga. Estas situaciones, que son muy peligrosas, obligan a la construcción a redistribuir los pesos. Y para garantizar la seguridad estructural de las construcciones, incluso en esas condiciones, se tiene en cuenta la redundancia estructural.
Mantenimiento periódico
Pero incluso después de completar el proyecto no debe dejarse de lado la estructura. Una vez terminada, es muy recomendable llevar a cabo un mantenimiento periódico que permita detectar pequeños daños de forma temprana. En grandes proyectos se pueden incluir sensores para vigilar parámetros como la humedad, las deformaciones o las vibraciones.
A nivel particular, las diferentes Administraciones Públicas han creado programas de revisiones a edificios antiguos que también son de gran ayuda para evitar desastres. Pero, más allá de eso, siempre es buena idea contactar con un equipo especializado que determine la calidad de la construcción y la seguridad de la estructura de forma periódica.
Conseguir una buena seguridad estructural no sólo depende de un buen diseño y de la mejor elección de materiales. Hay otros factores igual de relevantes que deben tenerse en cuenta para lograr los mejores resultados. Por eso es fundamental trabajar con profesionales de confianza que puedan garantizar una construcción de calidad.
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